Salvà Concrete Industries, Inc.
Por: Marielys Colón González
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El día 6 de octubre de 2007 entrevisté al Sr. Ildefonso Salvá hijo de Marcelo Salvá primer dueño de la concretera. En el 1955 su papá era el dueño de Supermercados Salvá en Utuado. Como era comerciante, compró una máquina pequeña de hacer bloques, ubicada en el barrio Río Abajo en Utuado.  En un juego de billar apostó cien dólares con un señor que tenía una máquina de hacer bloques y ganó. Esa máquina que ganó en la apuesta la podían trabajar dos personas solamente. Comenzó a hacer bloques, y luego compró otra máquina más grande. Uno de los camiones le costó cien mil dólares. En el 1970 se llamó Salvà Concrete, se incorporó y se hizo la concretera. Se vendía arena, piedra, bloques y hormigón premezclado. Unos cuantos caseríos en Utuado, se hicieron con los materiales de esa concretera. Personas de Lares, Adjuntas, Utuado, Arecibo, Jayuya, compraban materiales en la concretera. Para el año 1973, Marcelo Salvá que le gustaba hacer muchos negocios y estaban vendiendo mucha arena pero la producción era muy poca, se fue de viaje a Miami y vio una draga como un barquito, que tenía un puntal que chupaba la arena y la tiraba fuera y la compró para la concretera. Cuando ocurrían crecientes la draga no funcionaba bien, además en aquel lugar en Miami donde la compró no había desperdicios como en Utuado.
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Una vez la draga chupó una goma de camión, y dio trabajo sacarla. Luego de esto el sector se llamó la draga. Antes lo llamaban la pala de Marcelo porque había una máquina (grúa)  de sacar arena, y la gente de ese lugar lo llamó así. Era un negocio combinado, había fábrica de bloques, de la arena se sacaba piedra, de la arena y piedra se hacían los bloques y esos materiales se usaban para trabajar en la concretera. El Sr. Ildefonso Salvá comenzó a trabajar en la concretera para el 1970. En el 1977 su padre se retiró porque había tenido un accidente con una máquina y por poco pierde un brazo. Dejó a cargo de la concretera a su hijo. Dicen que la concretera era de beneficio para la comunidad, ya que al dragar el río se hacía más hondo, y al llegar alguna creciente, o fuertes lluvias no se perjudicaban tanto.  Pasado un tiempo el huracán George destruyó la concretera. No pudo renovar el contrato ya que era complicado conseguir los permisos y perdió 2 millones de dólares. Hacen como 2 años que el equipo no se prende. El lugar está intacto después del huracán. Las máquinas y los camiones están según los dejaron. Es lamentable que luego de sacrificios y de gastar tanto dinero esta fábrica se perdiera y se quede en el olvido.
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