Escuela de Sabana Grande Abajo
Por: Tatiana Rodríguez Fresse |
Las entrevistas realizadas entre los meses de octubre y noviembre recogen memorias de la escuela Sabana Grande Abajo. Esta escuela está ubicada en kilometro 4.0 del Bo. Sabana Grande en Utuado. La escuela era conocida por el nombre del barrio y luego se le puso Isabel M. Rivera Abajo. Las memorias son del Sr. Anibal Fresse Pagán y Carmen E. Fresse Pagán. Ambos estudiaron en esta escuela cuando pequeños. En esa época los estudiantes cursaban hasta el sexto grado. A través del tiempo se convirtió en una escuela elemental de Kinder hasta Tercer grado. La directora fue la Sra. Juanita Negrón. La escuela fue cerrada en el año 2003, ya que no tenía la matrícula suficiente para permanecer abierta. Se comenta que el Grupo Alfa propone utilizar esta escuela como centro para reuniones y actividades de la comunidad del barrio Sabana Grande.
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El Sr. Anibal Fresse Pagan estudio en esta escuela de primero a sexto grado. Cuenta que sólo contaban con tres salones grandes de clases y no cambiaban de salón. No había Director Escolar y las maestras trataban las situaciones de los estudiantes. El señor Fresse recuerda que tomo clases con la Sra. Adoris Vélez, la señora Piovanetti y la señora Delgado. Tenía asignaciones todos los días y sólo contaba con una libreta para todas las clases. A tono de broma, Anibal contó que estuvo como un mes para aprender a escribir la palabra Europa.
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Su familia carecía de recursos económicos para poder comprarle un par de zapatos, así que asistía a clases descalzo. Sin embargo, la situación de los demás estudiantes era similar, ya que caminaban aproximadamente de dos a tres kilómetros diarios para ir a la escuela y la mayoría no usaba zapatos. El uniforme era color “kaki” para los varones y las niñas usaban cualquier vestido.
A la hora del almuerzo todos iban a la vez. Servían arroz habichuelas, jamonilla, frutas frescas y leche. El almuerzo era libre de costo y la empleada del comedor los exhortaba a comerse todo el almuerzo, ya que la situación del país era precaria. Anibal recuerda que algunas manzanas estaban dañadas por un lado y la empleada del comedor las echaba en un barril en la parte atrás de la escuela y él, con un grupo de estudiantes, le quitaba la parte dañada y se las comía. Recordó que un día salió para la escuela y de pronto escucho un ruido bien grande y pensaba que se estaba acabando el mundo. Comenzó a llorar cuando vio que venía un “jeep” como los del ejército, y huyendo del susto que pasó, se cayó por un risco y se hizo una herida en la cabeza. Fue una experiencia horrible, pues fue el primer carro que llego al barrio.
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La entrevista realizada la Sra. Carmen E. Fresse Pagán fue muy interesante, pues ella estudió en la misma escuela que Anibal. Carmen comenzó contando lo importante que era esta escuela, ya que la gente del barrio podía quedarse en Sabana Grande sin la necesidad de bajar a las escuelas del pueblo.
Carmen dice que en la escuela sólo había tres salones y el comedor. El comedor era como un salón y recuerda que las cocineras eran Doña Gladys y Doña Celín. Las niñas más grandes ayudaban a servir la comida y ayudaban a los niños más pequeños. Había veces que los varones y algunas de las niñas tenían que bajar a una quebrada a buscar agua para ayudar en la escuela. El desayuno era avena o pan. Para el almuerzo servían arroz con habichuelas, viandas, ensaladas, leche o agua, queso y frutas naturales.
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La escuela quedaba a tres kilómetros de su casa. La carretera no estaba pavimentada y cuando llovía llegaban a la escuela con los pies llenos de bache. No se usaba uniforme así que tenía que tratar de mantener la muda de ropa lo más limpia posible. Ella tenía que ir a la escuela descalza y con la misma muda de ropa todos los días ya que eran muchos niños en la casa y solamente trabajaba su padre.
Los salones eran pequeños y no había biblioteca. La maestra de primer grado se llamaba Adoris Vélez. Esta maestra iba a la escuela en caballo ya que para este tiempo no había carros en Sabana Grande. La madre de la maestra le enviaba el almuerzo con Carmen o con su hermano Alfredo. Las maestras daban todas las clases incluyendo inglés. Las asignaciones que se daban eran comprensión de lectura, ejercicios matemáticos trabajos en inglés. La maestra de segundo grado era Sra. La Fontaine. Era una maestra que le gustaba jugar con sus estudiantes. Jugaban pelota, la peregrina, yalito, al esconder, Cheki Morena. Carmen recuerda que esta maestra le regaló un par de chanclas y un juego de “jacks” para que ella tuviese algo nuevo. Todos en la escuela le tenían mucho cariño. La maestra de tercer grado era la Sra. Maldonado. Era una maestra bien cariñosa con sus estudiantes y compañeros de trabajo.
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Estas dos entrevistas son muy valiosas e instructivas para mí. Anibal y Carmen me han hecho reflexionar sobre la importancia de apreciar todo lo que poseo. Soy muy dichosa de tener la oportunidad de haber estudiado en mejores escuelas y de llegar a la universidad. Lamentablemente en la época que ellos estudiaron la situación económica de sus padres no le permitieron terminar de estudiar, pues tenían que trabajar para ayudar a los hermanos menores. Debemos de entender que no hay excusas para dejar de ir a la escuela viendo todos los sacrificios que pasaron nuestros tíos, abuelos y hasta nuestros padres. Es importante aprovechar todas las oportunidades que existen hoy día para alcanzar nuestras metas.
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