Mi abuela no es supersticiosa, es una mujer muy religiosa y asiste todos los domingos a la iglesia evangélica Discípulos de Cristo. En su casa su mamá y su papá eran muy supersticiosos. Ella cuenta que en su casa cuando era Semana Santa no se podían hacer las tareas del hogar, ya que si lo hacían el agua se convertía en sangre. La semana era para descansar y dedicársela a Dios. Cuando era pequeña si se portaba mal con una persona que estaba a punto de morir y si se moría se le aparecía por las noches para halarle las piernas. Entiende ella que le decían esto para que se portaran bien y respetaran a todas las personas que conocieran. La mamá siempre tenía visitas ya que el esposo tenía un negocio en el barrio y todo el mundo los conocían y cuando venía una persona que no era de su agrado ella cogía una escoba y le daba 3 cantazos y escondía la escoba detrás de la puerta, para que la persona no volviera más a visitar.
En su casa no prestaban los cuchillos porque eso era mala suerte. Cuando en la familia había una mujer embarazada y ella pedía algo se lo tenían que dar porque si no lo hacías te salían orzuelos en los ojos. Si en la casa aparecía un gato o un pájaro negro esto significaba una mala noticia. Las novias no podían enseñarle el traje de la boda al novio. A pesar de que en su casa creían en muchas supersticiones, eran muy religiosos.