Hablando con mi abuela……..

Por: Mónica Serrano Vázquez

Josefina Ortiz Oliveras es nacida y criada en el pueblo de Naranjito, Puerto Rico. Es la hermana mayor de siete hermanas y un hermano. Ella nace el 28 de septiembre del 1935 en el barrio Guadiana de Naranjito. Hija de una ama de casa y de un comerciante. Vivió toda su vida en Naranjito. Desde pequeña deseaba ayudar a los demás. En su barrio, su mamá varias veces fue partera y ella ayudaba a su madre en los partos y con las experiencias adquiridas ella también trabajó como partera. Desde esas experiencias decidió ser enfermera de profesión. Estudió enfermería en el Hospital del Maestro. Allí conoció a Ángel Manuel Vázquez Santiago, pastor de la capilla del hospital. Con él tuvo cuatro niñas y una fallece a los tres días de nacida. Vivieron en los Estados Unidos por cinco años Las dos hijas mayores tuvieron la parejita, un nene y una nena, menos la hija menor que tuvo 3 nenes y una nena. Vivieron en los Estados Unidos por cinco años y regresaron. Fundaron un hogar de ancianos hasta que se retiraron. Josefina Ortiz Oliveras es una mujer luchadora, perseverante y determinada. Hoy es una excelente madre, abuela y amiga. Para mí es un honor contar con ella para realizar este trabajo.

foto30

Mi abuela no es supersticiosa, es una mujer muy religiosa y asiste todos los domingos a la iglesia evangélica Discípulos de Cristo. En su casa su mamá y su papá eran muy supersticiosos. Ella cuenta que en su casa cuando era Semana Santa no se podían hacer las tareas del hogar, ya que si lo hacían el agua se convertía en sangre. La semana era para descansar y dedicársela a Dios. Cuando era pequeña si se portaba mal con una persona que estaba a punto de morir y si se moría se le aparecía por las noches para halarle las piernas. Entiende ella que le decían esto para que se portaran bien y respetaran a todas las personas que conocieran. La mamá siempre tenía visitas ya que el esposo tenía un negocio en el barrio y todo el mundo los conocían y cuando venía una persona que no era de su agrado ella cogía una escoba y le daba 3 cantazos y escondía la escoba detrás de la puerta, para que la persona no volviera más a visitar.

En su casa no prestaban los cuchillos porque eso era mala suerte. Cuando en la familia había una mujer embarazada y ella pedía algo se lo tenían que dar porque si no lo hacías te salían orzuelos en los ojos. Si en la casa aparecía un gato o un pájaro negro esto significaba una mala noticia. Las novias no podían enseñarle el traje de la boda al novio. A pesar de que en su casa creían en muchas supersticiones, eran muy religiosos.

Ella me contó una leyenda ocurrida en su barrio donde todas las noches caminaba una mujer vestida de negro y todo el mundo se escondía y estaba prohibido salir de la casa a cierta hora porque si no te encontrabas con la mujer. Pero esa leyenda llego a su fin, cuando el papá un día se acercó a la mujer y él se percató que se trataba de una mujer con problemas mentales y todas las noches se escapaba de su casa y no era del barrio. Otra leyenda que recuerda mi abuela era que todas las noches se escuchaban llantos de niños en una casa abandonada en el barrio. Nadie nunca supo que era, ni quieres eran.

Volver Inicio