En los tiempos de las comadronas

Por:  Eshianne J. Miranda Cuevas

Por años han existido las comadronas en Puerto Rico. Las cuales se ocupan de asistir partos en la casa. En tiempos mas antiguos eran mas comunes, casi obligatorias. Esto debido a que la falta de transportación y lejanía de hospitales obligaban a esta práctica. A pesar de que hoy ya no es ese el caso, en nuestros días hay parejas que optan por este servicio. Así que decidí hacer una entrevista a una persona con mayor conocimiento. Doña Carmen nos relata su historia y experiencia con sus partos.

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“Soy una mujer fuerte”, así se describió Carmen Luz Soto Martínez. Una mujer huérfana que solo obtuvo educación hasta sexto grado y que tuvo doce embarazos en una época en donde el machismo, la crisis económica y discrimen contra la mujer predominaba.

A sus 19 años se casó con el ya fallecido José Ramón “Pepe” Vélez Méndez, quien mantenía su hogar con solo trabajar en sus cuerdas de terreno cosechando café, plátano y china del país. También se dedicaba a ordeñar vacas, criar cerdos y procesar el mismo café que se recogía en la finca para consumo de la familia.

Doña Carmen tuvo 12 embarazos, once fueron continuos, pero entre el penúltimo y último estado de gestación hubo nueve años de diferencia. Ocho fueron con comadrona, tres en el hospital, el último fue cesárea y de alto riesgo por su edad.  Tenía 42 años y uno de ellos fue aborto natural,  aproximadamente a los tres meses.

En el 1951, “Abuela Luz”, como le llaman sus 26 nietos y 23 bisnietos, parió por primera vez junto a la comadrona del barrio.  Abuela Luz solo recuerda que la llamaban como “Mayo” y que no estaba certificada.

Según lo poco que recuerda doña Carmen del proceso de parir con una comadrona es que al momento de romper fuente, su esposo Pepe corría y buscaba a “Mayo” en su hogar, ya que eran vecinos del barrio.

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Al momento en que llegaba Mayo acostaban a doña Carmen en el piso junto a un colchón o sábana. Nadie podía estar en el cuarto, solo la comadrona y la mujer embarazada.

Doña Carmen no recuerda bien los utensilios que utilizaba la comadrona debido a los años que han transcurrido los sucesos, pero entre ellos se acuerda de un tipo de tijera y alcohol. Tras haber dado a luz, “Mayo” limpiaba a Carmen Luz y al recién nacido, también le cortaban el cordón umbilical y le aplicaban unas gotas en los ojos.

Como remedio para contraer fuerzas se le cocinaba a Carmen Luz un caldo de pollo, debido a que los nutrientes que posee este plato puertorriqueño aportaba a la mejoría postparto.

Es meritorio aclarar que doña Carmen nunca fue a un ginecólogo, no tomaba medicamentos o vitaminas durante los embarazos y nunca cesó de trabajar como ama de casa. Limpiar, cocinar, hacer fuerzas en determinadas labores domésticas como ir al río sola a lavar ropa. Esa era la vida cotidiana de doña Carmen, a quien catalogo como una mujer fuerte.

Esta mujer fuerte crió a sus hijos sin prácticamente la ayuda de don Pepe, pues recordemos que era una sociedad patriarcal. Pepe aportaba su cien por ciento en la ayuda económica. Tras haber dado a luz, doña Carmen solo tomaba de uno a dos día de descanso para retomar su vida cotidiana de madre y esposa las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Según cuenta doña Carmen, su esposo, Pepe, le pagaba a “Mayo” con dinero. Pero ella no sabe la cantidad debido a que ese tema era de hombres. Sin embargo, Josefina Oliver González -nuera de doña Carmen- mencionó que cuando ella era pequeña su madre le contaba que a las comadronas se les pagaba con objetos, animales o productos de la finca si no se tenía dinero. Luego del parto “Mayo” hacía sus visitas unas dos o tres veces por semana con el fin de dar seguimiento a doña Carmen y su recién nacido.

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Es curioso añadir que a pesar que doña Carmen parió en hospital, 2 partos naturales y 1 cesárea al sol de hoy prefiere la comadrona debido al trato y el hecho de que estaba en su hogar con la familia. Además, su sexto hijo murió a los cinco meses de haber nacido por causa de meningitis. Además de sus diez hijos doña Carmen, también tenía varios hijos de crianza o familia extendida. Es decir personas que eran familiares que  se quedaban varios meses en el hogar y los cuidaban como si fuesen hijos.

Sus diez hijos lograron ir a la universidad, solo dos no quisieron culminar sus estudios universitarios. Las profesiones que ejercieron fueron: farmacéuticos, agrónomos, contadores, maestro de matemáticas, biología y artes visuales en secundaria. Hoy día, Carmen Luz Soto Martínez, quien también es sobreviviente de cáncer, tiene 83 años y es el pilar de cientos de personas que la admiran y aman con todo el alma.

He descubierto una nueva pasión en mi. Hacer entrevistas, escuchar a la entrevistada hablando de sus experiencias vividas, puedo decir que es una persona admirable. Aun cuando en nuestros dias hay mujeres que deciden tener a sus hijos en sus casas jamás se compara a los tiempos pasados.

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