La comadrona llegaba caminando o a caballo.

Por: Marlaine Márquez Nieves

Según la entrevistada Margarita Fontánez de 84 años, en sus tiempos no existían hospitales cerca y tampoco salas de emergencia. Para 1966 ya habían hospitales cerca.  En el año 1945, Margarita fue atendida por la difunta Lorenzana González, una comadrona  que no estaba certificada. Ella llegaba en caballo o caminando.

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Según Margarita, durante el transcurso del embarazo, le daban muchos dolores cuando caminaba. Al parir, ella se agachaba y salía el “muchacho”, según la entrevistada. Para el parto, la comadrona traía con ella paños limpios, tijera, cordón y todo esterilizado con alcohol y agua caliente. Una vez nacido el bebé, la ponían en cuarentena para cuidarla de que no le diera ninguna enfermedad a ella y al bebé. En el transcurso de la rehabilitación, ella se alimentaba de caldo de gallina y verduras que su hermana le preparaba. Al poco tiempo, la comadrona regresaba y velaba que todo estuviera bien e indicaba los cuidados y la alimentación de la mama y el bebé durante la cuarentena.  El trabajo de Margarita era la crianza de los niños y los deberes de la casa. Mayormente, las mujeres en ese tiempo hacían los trabajos del hogar, además enrollaban tabaco y molían café. Por otro lado, los hombres trabajaban en el huerto y las fincas.

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