Nacida de Una Flor
Por: Bárbara Torres Colón |
Flor María Perez Morales nació el 4 de diciembre del año 1938 en Florida que para ese tiempo era un barrio de Barceloneta pero en la actualidad se conoce como un pueblo pequeño en Puerto Rico. Ella nació, creció y se quedó en su pueblito ya que desde pequeña trabajó ahí. A una temprana edad, Flor ayudaba a su tía y tío, quienes la criaron, a realizar los deberes de la casa y de la finca que les pertenecía. Cuando cumplió los 18 años, conoció a Cristóbal Colón, un joven de Manatí cuya familia trabajaba junto a la de ella. Se enamoraron y tres años después se casaron.Flor tenia 21 años y Cristóbal 19. Luego de dos años, Flor quedó embarazada de su primer hijo, Nestor, el cual nació en un hospital. Fue para el segundo embarazo que dió a luz junto a una comadrona.
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Luego de que Flor me sirviera un plato de viandas con bacalao y un vaso de agua, me empezó a contar sobre su experiencia de tener un parto en la casa. Comenzó diciéndome que antes no había forma de saber si el bebé era varón o fémina pero las personas lo identificaban por la forma que tomaba la barriga. Además los síntomas eran diferentes; durante el primer embarazo, que era un varón, Flor no tuvo mucha "mala barriga" pero al contrario, en el segundo embarazo, ella se sentía muy enferma.
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Era extraño ser asistida por una comadrona y mucho más dar a luz en casa propia ya que después del año 1950 la mayoría de las mujeres parían en el hospital. Flor relata que en su primer parto ella pudo predecir el momento en el que daría a luz y se preparó para ir al hospital con anticipación, pero no sucedió así. Tomándola por sorpresa, Flor rompió fuente y no había manera de conseguir transportación al hospital ya que el carrito de Cristóbal estaba en el mecánico ese día. Don Cristobal desesperado recuerda que la vecina, Carmen o "Tata", era comadrona y rápidamente fue a donde ella. Carmen llevaba consigo un maletín con pinzas, paños, tijeras, guantes, entre otras herramientas incluyendo hierbas medicinales que usaba para reducir el dolor. Cuenta Cristóbal que le causaba mucha ansiedad que su hija, Miriam, naciera en su casa sin la ayuda de un doctor profesional, ya que él dijo que no se sentía a gusto con una enfermera "de acá". Por el contrario, Flor estaba tranquila, según ella dice se sentía en confianza ya que conocía personalmente a Carmen e incluso eran amigas.
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No esperaron mucho para que llegara el momento del parto y Flor cuenta que tampoco la espera fue muy dolorosa. Con el apoyo de Carmen, Cristobal y Nestor, el nacimiento de Miriam fue uno exitoso y la niña estaba muy saludable. Envolvieron a la bebé en sábanas y al fin Flor tuvo a su hija entre sus brazos. Carmen quizás no era una profesional pero Flor y Cristobal se expresan hacia ella con mucha gratitud. Aun así, doña Flor prefiere la tecnología y la preparación que se encuentra en los hospitales porque el parto en el hogar puede ser triunfante pero igual puede salir mal. Miriam no tuvo problemas de salud y creció con bienestar al igual que su hermano mayor que nació en un hospital. Luego de ese parto, Flor cuenta que Carmen comenzó a trabajar en una sala de emergencias y que su último parto como comadrona fue el de Miriam.
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Tener la experiencia de hacer este trabajo junto a Flor y también junto a Cristóbal fue placentero ya que ambos son mis abuelos y Miriam es mi hermosa madre. Miriam falleció a los 45 años de edad y nunca tuve la oportunidad de tener este tipo de conversación con ella. Me llena de regocijo poder tenerla con mis abuelos. Este trabajo no tan solo me sirve para adquirir experiencia en la investigación, sino, también me ayuda a unirme con mi familia.
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