Tiempos como antes no hay ninguno

Por: Erika Montilla Hernández

Todos sabemos que parir no es un evento fácil y mucho menos para las personas en los tiempos de antes. Hoy en día tenemos salas llenas de equipos para hacer el trabajo más fácil a los doctores. Pero esto no era así para el complicado trabajo de una comadrona. Su experiencia la convierte en una de las personas más útiles para sus tiempos. Esto lo confirma Doña Joaquina Ayala a quien tuve el placer de entrevistar.

Comenzamos con la historia de Doña ''Curi'' quien tuvo dos niñas y por problemas desconocidos perdió a un tercero. Doña Julia era el nombre de la comadrona que ayudó a Doña Curi a traer al mundo a sus dos criaturas. Ella no estaba certificada. Ella, siempre, traía consigo un maletín donde cargaba un plástico, tijeras y alcohol, entre otras.

En el 1947 fue cuando la comadrona atendió por primera vez a Joaquina porque el hospital “era el demonio” porque ponían inyecciones y había mucha gente y además la comadrona era lo que normalmente se usaba. Ella no visitó a un médico durante el embarazo. Para cuidarse, ella se mantenía en la casa, sin salir mucho y sin hacer mucha actividad física. En cuanto a medicamentos ella no llego a tomar ninguno al menos que fuera una emergencia.

Al momento de parir, el padre de Doña Curi buscaba a la comadrona. Ella llegaba caminando a  la casa y el padre de Doña Curi cargaba su maletín. La comadrona ponía sus instrumentos al pie de la cama para acceso rápido. Doña Curi paría en su propia cama. Una vez nacía la bebé, la comadrona la ponía en un sitio que ella misma preparaba, le cortaba el cordón umbilical, la limpiaba con una toallita especial y le ponía una fajita que se usaban antes. En la noche Doña Curi se tomaba algo caliente antes de dormir. Al otro día ella amanecía de lo más bien y sin dolor alguno, solo que no hacía nada de fuerza. Doña Curi no trabajaba fuera de la casa. A la comadrona se le pagaba una pequeña cantidad de dinero pero desconoce de la cantidad exacta y finalmente la comadrona visitaba a la bebé varias veces hasta que se le caía el cordón umbilical.

Sin embargo yo pienso que parir con una comadrona debe ser una experiencia maravillosa, ya que estás en tu casa en privado con tu esposo y tu familia. Es una experiencia completamente natural ya que no hay ningún tipo de medicamentos, ni inyecciones.  Ahora, por otro lado,  diría que parir en un hospital es más conveniente por la seguridad del bebé y de la mamá. En el hospital los doctores tienen el equipo necesario para cualquier emergencia. Después de haber aprendido un poco más sobre este método tradicional de como traer a una criatura al mundo nos podemos dar cuenta que hay otros métodos más sencillos y económicos para realizar un parto.

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