Memorias de Don Fernando y Doña Ana
Por: Manuel Torres Velázquez

En 1938, en el barrio Salto Abajo de Utuado se construye el puente La Hamaca. El puente peatonal  se construye para  facilitar el acceso  a quienes no tenían transportación al sector.
Doña Ana Olivero, quién es vecina de dicho puente nos cuenta que este ha sido remodelado en varias ocasiones. En los años pasados el puente era de material de aluminio, carecía de seguridad y firmeza.  Como anécdota, sonríe al recordar los niños del barrio jugando a mover el puente.  También pasaban caballos, bicicletas además de la  gente. Pero, en la conversación supimos que no todos los recuerdos son agradables.

Hace años su fallecido esposo sufrió un accidente en ese puente.  Cuando a eso de las cinco de la mañana  no se percató que una de las tablas de madera estaba rota. La señora Olivera rememora el momento en que los vecinos gritaban que alguien se había caído al río. Cuando ella sale observa su esposo tirado en el río. Luego de esto y por muchos años padeció de los discos herniados, hasta que falleció.

La Hamaca, nombre que lleva por su estilo y estructura, fue destruido en 1998 por el paso del huracán George. Suceso que marcó la vida de los residentes del barrio quienes perdieron todas sus pertenencias, incluyendo así  las apreciadas fotos de los primeros años del puente. Su última reconstrucción  fue en 2001 con fondos de FEMA y municipales haciendo la estructura más fuerte  y firme.

Otro vecino del puente la hamaca  es el Sr. Fernando González quién es nacido y criado en Utuado. Ha vivido toda su vida cerca del puente La Hamaca. Recuerda que no había ningún puente y que la gente cruzaba el rio caminando. Se quitaban los zapatos, se enrollaban  los pantalones y cruzaban el río. Cuando las corrientes eran fuertes  el río llegaba a la cintura. En estas circunstancias amarraban una soga de un extremo a otro sosteniéndose  de una soga para que las corrientes que no se los llevara. En el caso de los niños los padres se los amarraban de la cintura para cruzar y que la corriente no se los llevara.

Para aquella época esa era la única manera de transportase de un lado al otro. Principalmente para los obreros de la caña de azúcar y del café quienes dependían del puente para ir a sus trabajos. Otro de sus usos principales era poder cruzar hasta la tiendita llamada “La tiendita de Don Luis Negrón” la cual se ubicaba cerca del sector El Verde.

Recuerda  a sus 15 años la construcción del puente y desde entonces ha sufrido varios derrumbes. Las primeras construcciones del puente la Hamaca eran construcciones débiles. Por esto es llamado “Puente La Hamaca”  ya que se movía mucho como una hamaca. Don Fernando cuando era niño pasaba tiempo jugando y compartiendo  con sus amigos en el puente. Cuando la gente caminada, se enganchaban en los cables y disfrutaban cuando se movía la hamaca.

Todo esto cambió cuando hace 25 a 30 años hicieron la carretera y  el tráfico peatonal disminuyó. Se habló de eliminar el puente La Hamaca y construir un puente para autos. Esto no se logró ya que la dueña de la finca no accedió. Así que se construye más adelante un puente para vehículos  en Salto Abajo mejor conocido como el “Puente Caguanita” . Actualmente el puente peatonal no se usa mucho. Con la llegada de los autos y la construcción de carreteras el tráfico peatonal ha disminuido. Sin embargo este aun es útil para la personas de la comunidad.

Para el 1999, el puente La Hamaca se vio afectado por el huracán George. Según el entrevistado la fuerte crecida arrastró un árbol hasta llegar al puente. Esto hizo que el árbol se atascara en el puente y que con la presión del agua el mismo se derrumbara. Don Fernando cuenta que para ese entonces el puente era de aluminio y que todavía quedan restos en el fondo del río; los cuales no han sido sacados. Luego del huracán George se vuelve a cruzar el río sin puente quedando también el barrio sin  servicio de agua ni luz. Las cosas se complican cuando por la explotación de montañas en la construcción de la carretera, ahora conocida como #10 disminuyeron las quebradas cercanas  donde se recogía agua,  haciendo aún más difícil la recolecta de agua para sustentarse.

En la entrevista con Don Fernando, este aprovechó  para dejarnos saber su inquietud acerca de la nueva práctica que tienen los residentes de pasar motoras y caballos por el puente. Cosa que no  solo es peligrosa, sino que atenta también contra el preciado legado histórico del puente. 

Sin duda alguna, ambas entrevistas nos muestran la importancia de nuestros puentes para quienes vivieron la historia. Más allá que un puente colgando o algo diferente para disfrutar y tomarnos fotografías, los puentes fueron  importantes para trasportarse. Fueron construcciones valiosas y necesarias para los residentes. Es por eso que cada uno de ellos la recuerda con orgullo y con amor. Fueron y son parte esencial de su desarrollo como barrio y comunidad.

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