Gracias a este nombre estas personas han sido marginadas por años. Su experiencia vivida en el residencial ha sido bastante buena hasta ahora, aunque cuenta que antes se vivía mucho mejor a pesar de todas las remodelaciones y cambios hechos hoy día. El mantenimiento ya no es el mismo, en especial en los patios y eso que hoy día tienen maquinarias, antes todo era a machete. La unidad, la comunicación, la cooperación y el compartir de los vecinos, ya no es el mismo. Hoy día sólo se habla con el vecino de al lado y si lo ves en el balcón. La experiencia era mucho mejor antes dado a que no había tanto crimen, adicción, drogas, peligro y maltrato. Por razones personales ninguno de sus hijos sigue viviendo en el residencial con excepción de su hija que está enferma y que vive con ella. También me cuenta que si tuviera los recursos, dinero y terreno para poder mudarse del residencial lo haría, pero mientras tanto sigue viviendo en lo que se ha convertido en su hogar durante muchos años.