Mi residencial es más tranquilo
Entrevista a la Sra. Madeline Nieves Rivera
Por. María I. Pérez nieves |
En el Gobierno existen distintos tipos de ayuda para aquellas personas de bajos recursos, las cuales ayudan a tener una mejor calidad de vida. Una de las mismas es facilitar residencia a aquellas personas que no pueden costear su propio hogar. Los residenciales públicos son un conjunto de edificios con un pequeño parque familiar, juegos para niños y una cancha de baloncesto. Puerto Rico cuenta con una gran cantidad de residenciales públicos, pero nos concentraremos en el residencial “Santa Isabel Apartment” donde vive la señora Madeline Nieves Rivera, mi tía, y su hijo Christian Martínez Nieves quienes me contaron sobre su experiencia en el residencial.
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La señora Madeline Nieves Rivera vive hace veintidós años en ese residencial y me cuenta que hace treinta y dos años se construyó. Anteriormente vivía en el barrio Jauca en Santa Isabel, en una casa de cemento con tres habitaciones la cual no podía costear. Por otro lado comenta, que al residencial llegaron sesenta familias de distintos barrios de Santa Isabel. Además dice que los apartamentos se distribuían por el tamaño de la familia y facilitan desde una habitación hasta tres habitaciones, todo depende de cuán grande sea la familia. En aquellos tiempos solo pagaba sesenta y tres dólares mensuales, mientras que actualmente paga ciento ochenta y dos dólares mensuales. Cuenta que en los primeros años se vivía mejor debido a que en esos tiempos era más tranquilo el ambiente en los alrededores. También dijo que crió a sus cinco hijos en el residencial, siendo el menor de ellos el que aún vive en el mismo residencial. Le pregunté si encontraba alguna diferencia antes y después de la privatización a lo cual respondió que no. Cuenta que al privatizar el residencial se vive un poco mejor ya que es más tranquilo. Según la experiencia que ha tenido en el residencial, dice que no ha tenido ningún problema. Finalmente le pregunté que si le gustaría mudarse y dijo: “siempre y cuando sea para mejorar, y sea una casa propia, claro que sí”. Esto fue solo parte de lo que converse con mi tía Madeline quien, como siempre, me recibió con las puertas de su casa abiertas y dispuesta a cooperar.
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Por otra parte, tuve la oportunidad de entrevistar a Christian Martínez Nieves, hijo de Madeline, quien a pesar de que solo tiene veintiún años me cuenta sobre su experiencia en el residencial desde cuando vivía con su madre hasta ahora que vive con su esposa y su hijo. Christian me cuenta que la mayoría de su vida la ha vivido en el residencial con sus padres, pero ya hace un año y medio vive solo con su esposa y su pequeño hijo en un apartamento propio. Dice que la mayoría de su adolescencia pasaba horas jugando baloncesto con sus amigos del residencial y de algunas casas cercanas, en la cancha que allí se encuentra. Según lo que se acuerda, dice que nunca ha habido problema alguno en el residencial, ya sea entre vecinos o con la administración. Cuando decidió mudarse con su esposa a un apartamento propio solo pagaba siete dólares mensuales, ya que ninguno de los dos tenía un trabajo estable, pero ahora que el ya tiene un trabajo estable pagan cincuenta y ocho mensualmente. Habla que siempre se ha vivido bien en el residencial y que a diferencia de antes, ahora después de la privatización, se vive con más privacidad y más confianza. Al igual que su madre Madeline, Christian dice que cuando tenga la oportunidad, siempre y cuando sea para mejorar, en un futuro le gustaría comprar y mudarse a una casa propia. Esto fue lo que me pudo contar Christian de su experiencia personal viviendo en el residencial “Santa Isabel Apartment”.
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Madre e hijo muy amables y cooperadores me han contado sobre su experiencia en el residencial público. Como podrán notar han tenido una experiencia, generalmente buena y agradable. Note que la señora Madeline se encuentra agradecida con la ayuda que ha recibido. Ha podido sobrevivir y criar a sus cinco hijos, quienes hoy día son personas de bien. Cabe notar que si se les aparece la oportunidad de tener su propio hogar, no lo desaprovecharían. Por otra parte el costo mensual de la renta ha ido aumentando con el transcurrir del tiempo. Ha sido una linda experiencia el poder compartir con la señora Madeline y su hijo Christian y poder conocer desde un punto más cercano como realmente, es un residencial público.
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