El techo se calló, la casa se viró, las ventanas se rompieron y la agricultura se perdió. La ayuda del gobierno no apareció. La Familia Santiago, luego del paso del huracán, contaba con un negocio de comida y bebida cerca de su casa. La reconstrucción de la casa tomó aproximadamente dos meses, entre la recaudación del dinero y la mano de obra para la misma. Por otro lado, para la venida del huracán Santa Clara ya vivían en la ciudad. Para éste, la señora Santiago ya tenía 42 años y vivía en la casa con sus hijos. Santa Clara no fue tan fuerte como lo fue San Ciprián, ya que su casa era más fuerte, era de cemento. A pesar de su seguridad, el miedo nunca faltó. Los huertos que tenía en su casa se perdieron. Pero, gracias a la tecnología a la hora de la venida de un huracán se enteraba por la radio y tenían mucho más tiempo para obtener alimentos enlatados y cualquier otra cosa. Por la seguridad de la casa el paso de este huracán no afectó tanto. Sólo fue la lluvia que causó molestia y unos días sin agua potable y con el uso de linternas se alumbraban. Poco a poco, con el pasar del tiempo, la tecnología ha avanzado más, igual que la seguridad. Cada año que pasa se siente más segura y confiada.