El simpático Profesor McDowell

Entrevista a la Sra. Aida Miranda Román

Por: Angely M. Vázquez Rivera

El planeta Tierra ha sufrido durante su historia diferentes tipos de desastres naturales, entre los que se destacan los huracanes. La palabra huracán es usada para cualquier viento que sople a más de 120 kilómetros por hora. Es un viento de dimensiones extraordinarias que gira en grandes círculos cuyo diámetro crece a medida que avanza. Los huracanes son causados por vientos que soplan en direcciones opuestas. Aunque la mayoría de las veces llegan a ser altamente destructivos, los huracanes forman parte importante del sistema de circulación atmosférica, que provoca el movimiento de calor de las regiones cercanas al Ecuador hacia mayores latitudes.

foto8

Entre los huracanes más conocidos en Puerto Rico luego del año 1900, se puede hacer mención a Santa Clara también conocido como Betsy. Ocurrió entre los días 11 y 12 de agosto de 1956. Entró por Patillas, cruzó a Puerto Rico de este a oeste, y salió por Arecibo. En Puerto Rico se contaron 16 muertes y pérdidas estimadas en 40 millones de dólares. Se reportaron ráfagas de hasta 115 millas por hora en la base Ramey de Aguadilla. En San Juan los vientos máximos sostenidos fueron de 73 millas por horas con ráfagas de 92, por lo que se clasifica como categoría 1.

El día 12 de agosto de 1956, los miembros de la familia Miranda Román, se levantaron y se sorprendieron al escuchar, en su pequeño radio de baterías, que se acercaba a la Isla de Puerto Rico un peligroso Huracán categoría 1, bautizado con el nombre de Santa Clara. Para este entonces, Aida Miranda tenía 24 años de edad y vivía en la calle González Ginorios frente a la Cancha Lincoln ubicada en el casco urbano de Arecibo. La mayoría de los vecinos se refugiaron en una casa exclusiva hecha en cemento o en concreto en ese mismo lugar. Aida nos relata:

Comenzó a llover fuerte, a tronar, a caer rayos y centellas, todo a la misma vez. El viento comenzó a soplar fuertemente el cual causó se cayeran los postes del alumbrado de luz y se escuchaba un zumbido” Una de sus mejores anécdotas fue ver como una de las planchas de zinc de algún vecino pasó enzima de la cabeza de su abuela. No había radar 'Doppler'. La televisión tenía casi dos años y medio de establecida y se dependía mayormente de los boletines radiales. Los preparativos no eran tan complicados como ahora pues era rara la casa que tuviese ventanas de cristal. Se confiaba ciegamente en la radio. No existía la tecnología, ni tantos meteorólogos como al presente. Solo el simpático Profesor McDowell, por el Canal 2. Miranda también nos relata: “sobre el tema de agricultura en el área de Arecibo, se afectó el cultivo de caña de azúcar, el cual era muy importante para la economía de este pueblo. La mayoría de las casas de los vecinos se les fueron los techos de zinc, en mi caso familiar la propiedad no se afectó, si tuvimos problemas directamente con el agua y la luz, el cual tardó aproximadamente 1 semana. La comida se calentaba en estufa de gas, el café se hacía en colador, nos alumbrábamos con velas y quinqué y el agua había que hervirla.” A muchos de sus amigos y familiares, no les dio tiempo para salir y tuvieron que refugiarse en una tormentera de paja o barraca. Mientras otros se asomaban para ver lo que sucedía afuera, de pronto lograron ver como aquel árbol gigante de panapen había caído encima de la casa y el techo había desaparecido.

foto9

Hoy en día tenemos la oportunidad de protegernos y tomar las medidas necesarias a tiempo, ante un desastre natural. Por lo tanto debemos tener en cuenta lo que debemos hacer antes, durante y después de un huracán. Estos momentos son buenos para unirnos como familia, como país, para así ayudarnos mutuamente.

VOLVER