EL TEMPORAL, DE SUS MEMORIAS

AL BLANCO Y NEGRO

Entrevista a Don Sinforiano Rivera Vega y Don Florentino Santiago Vega

Por: Grace M. Santiago Rodríguez

Con el pasar de los años a Puerto Rico lo han azotado un sin número de fenómenos naturales. Ya sean temblores, huracanes, tormentas, ciclones, tornados, terremotos o tsunamis. Gracias a Dios la isla a pesar de estremecerse con el paso de cada uno de ellos ha logrado subsistir. Si vamos directamente a los huracanes podemos ver que varios nos han visitado, algunos por más tiempo que otros; unos con más fuerza que otros. No nos dejemos llevar por las noticias, ni por mensajes de políticos; esta vez vamos a buscar la información directamente con personas que realmente vivieron el paso de estos temporales por la isla.

En busca de información sobre los huracanes San Felipe, San Ciprián y Santa Clara tuve el honor de entrevistar a dos agricultores por excelencia. Dos hombres dedicados tanto a la agricultura como al ganado toda su vida. El primero, Sinforiano Rivera Vega de 93 años, mejor conocido como don Sinfo; padre de 12 hijos y natural de Ciales, Puerto Rico yamablemente aceptó la entrevista. Para el huracán San Felipe en 1928 Sinforiano tenía apenas 8 años. Conversando con él me contaba que pasó el huracán en casa de su abuelo con toda su familia y los vecinos a pesar de tener “barraquitas” también se refugiaron en esa misma casa. Las lluvias y los vientos eran tan fuertes que le llevó el techo de la casita y tuvieron que resolver con cueros de reses a lo que pasaba el huracán. Su familia cultivaba café y al preguntarle que sucedió con el cultivo bajó la cabeza y me dijo: “se perdió, todo se perdió; cuando se acabó el huracán la isla completa parecía una tala. Ese huracán fue terrible; el peor que ha pasado por la isla”. La Cruz Roja les dio ayudas y el gobierno repartió el “mantengo” y eso les ayudó un poco a tratar de sobre llevar las pérdidas y el desastre causado por San Felipe. En cuanto a la falta del servicio de agua y luz me decía que para esos tiempos el agua que utilizaban en su casa era de un pozo, la buscaban en calabazos de higüeros y tampoco tenían servicio de energía eléctrica, se alumbraba la casa con uno que otro quinqué y con lamparitas hechas en la casa.

Para el paso de San Ciprián en 1932 don Sinfo ya tenía 12 años, ese huracán lo pasó refugiado en una “barraca” en casa de sus padres. Recuerda que sí hubo lluvias y vientos fuertes pero aclara que no se comparan con los de San Felipe, pues en esta ocasión la casa no sufrió ningún daño. La agricultura en su casa sí tuvo pérdidas como era de esperarse, especialmente el café que fue lo más afectado. En el país, en general, los cultivos también sufrieron bastantes daños. Al preguntarle por las ayudas del gobierno me contestó: “daban algo, no era mucho pero dieron algo; para ese tiempo había mucha pobreza, pasábamos hasta hambre”. Todavía no tenían servicio de agua potable ni de energía eléctrica; continuaba utilizando los calabazos de higüero para traer agua del pozo y los quinqués para alumbrar la casa.

Para culminar la entrevista al señor Rivera le pregunté por el huracán Santa Clara en 1956. Tenía 36 años, estaba casado y ya con 5 hijos. Pasó el huracán en su casa con su familia. Este huracán no tuvo vientos ni lluvias tan fuertes como los demás y duró muy poco sin embargo, le llevó el techo de la casa. También dejó algunas pérdidas en los cultivos en la isla incluyendo los de la finca de don Sinfo. Para esto, el gobierno dio varias ayudas y una de ellas era específicamente para los agricultores. Entonces don Sinforiano me dijo con gran sentimiento y un brillo en sus ojos: “ya después fue cosa de arreglar las tierras para volver a sembrar, tenía que trabajar para sacar a mi familia adelante”. Para éste tiempo aún no tenían servicio de agua potable pero si ya contaban con el de energía eléctrica. Me dice que estuvieron sin luz pero por poco tiempo ya que el huracán no fue tan catastrófico como los anteriores.

También tuve el privilegio de entrevistar al señor Florentino Santiago Vega, mejor conocido como don Flor, de 76 años de edad, padre de 10 hijos, natural del pueblo de Ciales y actualmente residente de Morovis, Puerto Rico. Amablemente, don Flor compartió sus memorias sobre el huracán Santa Clara en 1956. Tenía 20 años cuando pasó Santa Clara por la isla, él recuerda que días atrás se rumoraba que venía tormenta para Puerto Rico pero en su barrio no lo creían porque siempre había un sol radiante, incluso dice él que el mismo día del huracán amaneció nublado pero nada fuera de lo normal. Por eso no buscaron refugio y pasó la tormenta con su familia en su casa. En cuanto a daños a la propiedad, las lluvias y los vientos no fueron tan fuertes pero sí llegaron a arrancar el techo de cartón de la casa y deterioró el rancho de tabaco. La cosecha del tabaco aún no había comenzado por eso no hubo pérdidas en ese aspecto, pero si hubo daños en la cosecha del café. El gobierno dio algunas ayudas para ropa, daños en las casas y otras que eran sólo para los agricultores. Don Florentino me dijo: “para ese tiempo don Luis Muñoz Marín era el gobernador y el apoyaba mucho a los agricultores, tanto que imagínate, nos dio ayudas específicamente para nosotros, para que siguiéramos cultivando a pesar de los daños”. En el país en general si hubo pérdidas económicas pero no como las de hoy en día. Según don Flor el área más afectada lo fue el área cafetalera que comprendía desde Mayagüez hasta Ciales. Para ese tiempo en su casa todavía no contaban con el servicio de agua potable, utilizaban agua de un pozo cercano a la casa, contaban con el servicio de energía eléctrica y él no recuerda que se haya interrumpido el servicio.

Conocer el paso de estos temporales por medio de las entrevistas realizadas a estos dos hombres ha sido de suma importancia, aprender que la historia oral es mucho mejor y más efectiva que las noticias que pasan a diario por el televisor. Y es que aquí no se edita nada, por este medio puedes conocer el suceso tal y como ocurrió. Fue por eso que decidí que mis entrevistados fueran personas del campo, personas que para aquel momento formaban parte de la clase pobre del país; quería dejar plasmado en blanco y negro la realidad de aquellos tiempos tanto en el aspecto económico y agrario como el comportamiento gubernamental del país, el compromiso y la actitud de los líderes políticos para con los residentes. Es preciso escuchar cómo aún tienen tan claros esos recuerdos en sus memorias, ver el sentimiento con el que todavía los cuentan. Es por esto que sin haber alterado ninguna de las respuestas dejo aquí plasmado el temporal y las memorias de mis entrevistados en blanco y negro.

VOLVER