Los Grandes Huracanes

Entrevista a Don José A. López Morales y Doña Carmen M. Rodríguez Santiago

Por: Irma E. López Heredia

A través de la historia climática de Puerto Rico hemos experimentado diferentes fenómenos atmosféricos entre estos, varios huracanes que han azotado a nuestra isla. Algunos de ellos lo fueron el huracán San Felipe, San Cipriano y Santa Clara, ocasionando grandes pérdidas para nuestra economía, como también para la vida humana. Para el 13 de septiembre de 1928, Puerto Rico fue azotado por el único ciclón categoría 5 que ha pasado por la isla que lo fue el huracán San Felipe, el cual entró por el área Guayama y Arroyo, y salió por la región de Aguadilla. El huracán de categoría 5 San Felipe, tuvo vientos medidos de 160mph y estimados en los 200mp rompiendo así el anemómetro. Para el 1928 ya existía el radio como uso de comunicación y se pudo avisar con más tiempo. El aviso de huracán no impidió la muerte de 312 personas a su paso por la isla.

En términos económicos fue devastador, casi ningún edificio quedó de pie, los daños en la industria azucarera fueron enormes, la cosecha de café se perdió casi por completo y los árboles que daban sombras a estos cultivos quedaron destruidos sin contar el sin número de campesinos que perdieron sus pobres viviendas. Para el 26 de septiembre de 1932 por Puerto Rico pasó el huracán San Ciprián que entró cerca de Ceiba y salió por Aguadilla con vientos sostenido de 120 mph y con lluvia de 16.60 pulgadas. San Ciprián ocasionó 225 muertes y unas 3,000 o menos heridos esto debido mayormente al desplomo de edificios en que residían. Otros fueron alcanzados por pedazos de madera que se convirtieron en proyectiles con la magnitud del viento y en adición muertes de personas ahogadas. El daño a la propiedad incluyendo cosechas alcanzó los $30,000,000.

Las personas sin hogar fluctuaban entre los 75,000 a 125,000. Los daños económicos más fuertes lo obtuvo edificios y maquinarias para la colecta de caña de azúcar en las famosas zafras de dicha época. En el 12 de agosto de 1956 para esta temporada ciclónica se adelanto comenzando desde el 8 de mayo iniciando con más de 30 ondas. Santa Clara entró a eso de las 8:00 am por el pueblo de Maunabo y saliendo por Camuy, registrando vientos de 115mp y lluvias de has 28.78 pulgadas de agua. Para este entonces Puerto Rico contaba con adelantos tecnológicos que ayudaban a ver la trayectoria de los huracanes e informar al pueblo sobre los mismo tales como el radar y la televisión que para entonces el Sr. D Clay Mc Dowell informaba.

El números de muertes fue 16 y 24 heridos, en vivienda se registraron 15,000 casas destruidas y las pérdidas económicas fueron de $40,000,000 millones. Millares de personas quedaron en la calle. Sin duda fue desastroso y causó miseria y desesperación. Ante esta situación el Gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, solicitó ayuda al presidente de los Estados Unidos, Eisenhower, declarando a Puerto Rico zona de desastre. El gobierno de Puerto Rico asignó de $6,700,000 del fondo estatal de emergencia para iniciar la rehabilitación de la isla. Para ese entonces, mi abuelo José Antonio López Morales tenía 12 años y mi abuela Carmen María Rodríguez Santiago tenía 4 años de edad. Lo que recuerdan fue que anunciaron una onda que se convirtió en tormenta y luego en huracán Santa Clara. Mi abuelo se encontraba reunido en su casa que era de cemento techada con zinc y clavos doblados para adentro. Por otra parte, mi abuela se refugió en una barranca de forma de un bohío y techada por zinc. Ambos recuerdan que el huracán Santa Clara fue catastrófico para casi todas las cosechas entre estos el café, el guineo y frutos menores. La casa de ambos no sufrió ningún daño pero si observaron casas cercanas sin sus techos. Verbalizan que los vientos no fueron tan fuertes como los de otros huracanes.

El medio de comunicación lo era un radio en forma de cajón con una batería rayovac. Señalaron que todos los vecinos tuvieron que reparar sus casas, compartir sus alimentos en porciones pequeñas para que duraran hasta que los huertos volvieran a su normalidad y muchos pasaron hambre por la escasez de alimento. También se acuerdan de no haber recibido ningún tipo de ayuda por parte del gobierno. Según cuentan no existían ayudas para entonces. Cuentan que tomó alrededor de 3 a 5 años para que las cosechas se recuperaran y que no contaban con agua ni luz. El agua la buscaban en los ríos, pozos y quebradas.

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