Mi entrevistado se ganó un 100
Entrevista a Don Manuel Maldonado Medina
Por: Juan C. Heredia Andújar |
Para mi proyecto de historia oral entrevisté a Manuel Maldonado Medina, un hombre muy trabajador, muy amable y humilde. Al permitirme entrar a su hogar me di cuenta de lo orgulloso que está de sus logros a través de la vida, esto lo digo porque con mucha alegría iba mostrándome sus muebles, su finca y hablándome del esfuerzo que le llevó todo eso. Al momento que le pedí firmar el documento se levantó de su silla y me dijo: “Bendito mijo, yo e trabajao en la finca, e trabajao en construcción, trabajé como agrimensor con carreteras, trabajé en acueducto y hasta en energía eléctrica pero nunca aprendí a leer ni escribir,” todo esto mientras tomaba el bolígrafo y hacia una cruz sobre la línea. Esto me dejo muy sorprendido porque el podrá tener poca escolaridad pero educación en la vida le pongo un 100.
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Tal vez no podremos contestar literalmente la pregunta, ¿Qué será de Puerto Rico cuando llegue el temporal?, ya que no podemos descifrar el futuro a ciencia cierta, pero lo que si podemos es hacer una buena comparación o un análisis a través de los sucesos pasados en nuestra historia. Por ejemplo, sobre lo acontecido durante el huracán San Felipe el 13 de septiembre de 1928, me relató el señor Manuel Maldonado Medina: “Yo recuerdo que mis padres me contaban de este huracán que fue de lo más desastroso que ha pasado en la isla, las casitas hechas con yaguas se volaban con los vientos, dicen que rompió la aguja que medía los vientos.” En este relato hizo un paréntesis y comenzó a contar la historia de don Goyo Marrero residente del barrio Limón de Utuado, el cual fue arrastrado por las fuertes inundaciones creadas por el huracán San Felipe y contó: “siguió agarrándose de palo en palo y de casa en casa hasta llegar a agarrarse de la chimenea de una de las centrales donde lo rescataron”. De San Ciprián recuerda muy pocos relatos.
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Al momento de hablar de Santa Clara y sin ningún problema comenzó a narrar: “Yo tenía como unos dieciocho años y estaba a punto de casarme, ya tenía la casa y todo preparado. Estaba en el rio con unas amistades haciendo un ‘asopao’ de gallina, ya habían dicho que venía algo pero que se había alejado pero más tarde dijeron que vendría la onda tropical que iba a entrar por el sur de Cabo Rojo, nos enteramos porque teníamos un radio de esos de tubo que eran más grandes que…, el huracán entró un sábado a las nueve de la mañana, fueron como unos cuarenta y cinco minutos de remolinos y vientos y alcanzo velocidad de 80 a 90mph. Cogía los palos y los envolvía como bejucos, los hacía estillas. Se destrozó la cosecha de plátanos y guineos que era lo más que se producía en la finca. Teníamos un poco de café, no era mucho, pero se tardó como un año en lo que se pudo levantar nuevamente la cosecha.
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Mi entrevistado aseguró que el gobierno solo ayudó al que tenía una póliza de seguro en su terreno. Continu’o diciendo: “En la casita que tenia lista para cuando me casara le dimos refugio a cinco familias, no había agua ni luz debido a los estragos del huracán.” En cuanto a la luz, hizo otro paréntesis y resaltó que Utuado en 1940 fue el primer pueblo en tener luz eléctrica. Concluyendo dijo: “Papá me dijo al otro día que no me iba a poder casar na y yo lo dije: ¡cómo que no! A mí no me pasó nada yo me voy a casar.” Esto lo contó sonrientemente.
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Es increíble ver como se refleja en estos relatos el compañerismo, el servicio, el don de gente y la humildad del pueblo. Don Manuel, al culminar su relato, me dijo “no es lo mismo mandar, a que te manden” esto para decirme que no pierda mi foco que continúe hacia adelante porque de esto depende nuestro futuro.
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