Temporal, temporal por allá viene el temporal

Entrevista a Doña Rosalina Galarza González

Por: Paola Cruz Santiago

Puerto Rico ha tenido varias tormentas y durante las primeras no había forma de comunicarse si no hasta que la tormenta estuviera azotando.  Ahora, con los avances tecnológicos, podemos saber desde que se está formando, su trayectoria, su categoría y la forma de preparación que debemos llevar a cabo.  En el pasado no podía haber preparación, ahora sí.  Así le ocurrió a Doña Rosalina Galarza González, cuando apenas contaba con siete años. 

Los vecinos iban avisando el mal tiempo.  Comenzó a llover y el viento a azotar.  Corrí con mis padres y hermanos,  a mi madre se le cayó mi hermana, dio vueltas, mi madre la cogió y seguimos corriendo.  Algunos vecinos se refugiaron en una barraca y nosotros nos quedamos en una tiendita que quedaba cerca de nuestra casita.   Con el viento y la lluvia las paredes y el techo se fueron y nos tuvimos que refugiar debajo de un mostrador que fue lo único que quedó luego del paso de San Felipe para 1928.  Allí quedamos hasta el otro día.  Cuando salimos del refugio observamos que todo quedó como una "tala", en una limpieza, no quedó nada.  San Felipe se llevó la "cobija".  Nos quedamos sin vivienda,  pero todos estábamos juntos, mis padres y mis hermanos. Todo fue dolor y tristeza, la gente lloraba y decían: “qué será de nosotros.”  Estuvo lloviendo por dos días.   El gobierno nos envió el "mantengo" el cual contenía una salchicha grande, arroz, azúcar, leche y harina de maíz, entre otros.  La gente comenzó arreglar las casitas.  Los vecinos se unieron y se ayudaron a construir las viviendas.  Nos tardamos meses en volver a la normalidad,” de esta manera Rosalina recordó San Felipe.  

¡Recojan todo, hay mal tiempo gritaban los vecinos, llegó San Ciprián!  No había radio ni televisión, tampoco sistema de electricidad.  Se alumbraban con lámparas de gas y velas.  La única forma era avisarnos unos a otros y ayudarnos.  En esta ocasión lo pasamos en la casita del barrio Arenas, la casa era de madera y el techo de paja.  Esta vez nos quedamos en la casa y nos refugiamos debajo de las camas.  Se le fue el techo a la casa, la agricultura sufrió.  Se pasó mucha necesidad y hasta hambre porque se vivía de la agricultura.  Papá arregló la casita como en un mes buscando cositas por todo el lugar.  El gobierno nos envió el “mantengo” igual que para San Felipe.” Estas fueron sus memorias en torno al huracán San Ciprián.

Sobre Santa Clara relató: “Temporal, temporal allá viene el temporal, ese fue el mensaje en 1956 cuando llegó Santa Clara.  Esta vez la pasamos en el barrio Sabana Grande en lo que se conoce el Salto del Buey.  Me encontraba casada con cuatro hijos.  Este no fue tan fuerte, nos quedamos en la casa.  El temporal comenzó azotar la casita que solo perdió dos planchas de zinc.  Otras casitas en el barrio se perdieron.  Todo se cayó, se perdió todo en la finca.  Los guineitos los tapábamos para que nos duraran e ir comiendo de ellos.Las lluvias hicieron más daño que los vientos.  El gobierno nos envió ayuda en dinero y luego nos envió la compra.  Nos tomó de dos a tres meses recuperarnos.  Los vecinos se unieron para ayudarse.”

Doña Rosalinda da gracias a Dios porque cumplió 100 años el 4 de septiembre de 2013.  Le hicieron una celebración que ella no esperaba.   Nunca fue a la escuela, pero trabaja santiguando.  Actualmente santigua para empachos, dolores de cintura, mujeres embarazadas y otras condiciones. Dice que va a trabajar hasta que Dios diga y soportará todas las inclemencias del tiempo que vengan.

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