En Contra del Gasoducto
Por: Karina A. González Rodríguez

El diecinueve de julio del dos mil diez, el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, declaró un estado de emergencia energética en Puerto Rico. El sistema energético estaba malísimo y la dependencia enorme del petróleo hacía que se incrementaran los costos. El nueve de agosto de ese mismo año, se anunció públicamente la construcción de un gasoducto que iniciaría en Peñuelas, atravesaría el país pasando por 13 pueblos, hasta terminar en San Juan, teniendo así noventa y dos millas de largo. Un gasoducto es, por definición, una tubería de grueso calibre y gran longitud para conducir a distancia gas combustible. Tras el anuncio de este proyecto, varios grupos de personas se reunieron en distintos puntos de la Isla –Adjuntas, Arecibo, Dorado, Toa Alta, Utuado, entre otros. El trece de agosto del dos mil diez se constituyó en Utuado el Comité Utuadeño contra el gasoducto el cual fue dirigido por Miguel Báez, ingeniero químico y maestro de matemáticas de la escuela superior.

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El Sr. Arístides Rodríguez, mi entrevistado, fue el encargado de los programas radiales del Comité y también de dar charlas y orientaciones en conjunto con Miguel Báez. Dieron aproximadamente cincuenta charlas en lugares como: barrios de Utuado, escuelas, la universidad e incluso fuera de Utuado; y se transmitieron noventa y ocho programas radiales los lunes de 5:00pm - 5:30pm en la emisora de Utuado.

La intención de este movimiento era que se anulara el proyecto. Una de las razones era que noventa y dos millas de largo implicaba un montón de terreno perdido porque incluía también ciento cuarenta pies que se conocía como servidumbre de paz que ahí no se podía sembrar nada. En segundo lugar, era altamente peligroso porque atravesaba áreas muy riesgosas, por ejemplo, pasaba por una falla sísmica en la Carr. #10, pasaba por una zona completamente vertical conocida como La Resbalosa en Sábana Grande, cruzaba el Río Grande de Arecibo por debajo, entre otros. Adicional a eso, implicaba la eliminación de varias casas. Del mismo modo, había un alto porcentaje de riesgo de que podía explotar el gasoducto y a su vez afectar todas las áreas limítrofes. Otra razón fue que cambiar el petróleo por el gas no iba a resolver el problema ya que se iba a estar dependiendo comoquiera de materia. Todos estos argumentos eran sumamente válidos ya que junto a ellos los apoyaban un amplio grupo de profesionales. Este comité estuvo vigente y organizado hasta el doce de julio del dos mil doce.

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Hubo represalias contra los manifestantes, a unos más que a otros, pero a todos los intentaron intimidar para que cesaran la lucha. El compañero Miguel fue perseguido, fotografiado, fue empujado por la policía y hasta hubo macanazos. Por otro lado, el señor Arístides fue tratado con respeto. Fue tan efectiva la lucha que la Autoridad de Energía Eléctrica contrató dos programas radiales semanales y hasta contrataron al periodista profesional Ismael Torres. El señor ingeniero Daniel García, era el encargado del movimiento que quería hacerles callar. El mismo, en una ocasión iba a dar una charla en la universidad y se atrevió a ofrecerle a Arístides hasta dos mil dólares para que fuera comunicador con ellos. Fue denunciado y negó lo sucedido. Fue un intento fallido de soborno.

Hubo dos momentos bien difíciles a lo largo de esta lucha. El primero fue cuando estuvo en Utuado el gobernador Fortuño para inaugurar la Plaza del Mercado, el Comité había planificado manifestarse, el comandante ordenó que tenían que hacer la marcha en otro lugar. Hubo una negociación, y, cuenta Arístides que había allí algunos agentes que habían sido alumnos suyos y que “quizá por suerte” les permitieron manifestarse en la esquina donde actualmente se encuentra Andares. La razón por la cual fue uno de los momentos difíciles fue porque les colocaron dos camiones de bomberos y les apuntaron con las mangueras amenazándoles con disparar si se movían del perímetro. No pasó a mayores. El segundo momento difícil fue cuando la esposa del gobernador vino a Utuado a inaugurar una oficina en el tribunal. El Comité, nuevamente, había organizado una manifestación en las afueras del tribunal y les prohibieron manifestarse allí. Intentaron sacarlos, sin embargo, se quedaron. A lo que los amenazaron con que los iban a arrestar. A algunos les causó temor, sin embargo, no se fueron. También hubo otros momentos en los que los miembros jóvenes del Comité se exaltaban, ya que se sentían provocados, y los líderes tenían que mantener la calma. Arístides considera una ventaja el hecho de que había varios miembros que habían sido maestros y eran muy respetados y queridos.

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Fueron dos años llenos de emotivos momentos, altas y bajas, y una lucha intensa la cual a fin de cuentas tuvo resultado. Hicieron manifestaciones, marchas, orientaciones, charlas, un foro científico, actividades, encuentros, caminatas, bicicletadas, asistieron a foros, entre otras. Arístides considera un logro el hecho de que la gente se olvidara de los partidos políticos para unirse y luchar por el bien del pueblo. Mediante este proyecto aprendí más a fondo lo que fue el proyecto del gasoducto ya que solo tenía una idea del mismo. Aprendí, también, sobre los diferentes movimientos que hubo en su contra y un sinnúmero de cosas por las que tuvieron que pasar. Estoy en total acuerdo con dichos movimientos y, si hubiera tenido el conocimiento para cuando se dieron las manifestaciones, sin duda las apoyaría. Conocí no solo un entrevistado, sino también un maestro al cual le rindo admiración y respeto. Y, me uno a las palabras de Arístides, “si la lucha es ambiental, la apoyo”.

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