“La Lucha No Ha Acabado"

Por: Naisha Dávila Vélez

Bajo el gobierno del exgobernador Luis Fortuño se comenzó a trabajar un proyecto que iba a ser, supuestamente, la salvación del pueblo. Constaba de un súper tubo que recorrería la isla transportando gas natural para reducir el costo de la luz eléctrica en Puerto Rico. Sin hacer ningún agujero en las tierras, ya sé habían gastado $60,000,000. Fortuño hizo contratos en donde se pagaron millones, pero nunca se comenzó ningún tipo de construcción. Esos $60,000,000 se gastaron, además de contratos absurdos, en promoción a favor de este proyecto. Incluso, se llegó a contratar a un periodista para que hiciera un programa de radio a favor del gasoducto en el pueblo de Utuado.

A consecuencia de esto, surge un movimiento alrededor de toda la isla que se encargaría de luchar en contra del proyecto del gasoducto. En Utuado y Adjuntas, el movimiento ya tenía una base por la lucha contra las minas. Muchas de las personas que estuvieron envueltos en la lucha contra las minas, dirigieron la lucha del gasoducto. Para obtener más información sobre esta lucha, entrevisté al profesor Reniel Rodríguez de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Utuado, del departamento de Ciencias Sociales. Según el profesor, el grupo constaba con gente con posiciones políticas diversas y sino fuese por eso, esa lucha no hubiese sido exitosa. Los lideres del movimiento fueron muchas personas de diferentes partes de Puerto Rico. En Utuado estaba Miguel Báez y sus hermanos, estaba Arístides Rodríguez, Gustavo Casalduc, Edgar Reyes y diversas personas de la comunidad. En Adjuntas contaban también con el apoyo de Casa Pueblo. En cada región habían grupos particulares. Se realizaban manifestaciones por todo Puerto Rico. En el Viejo San Juan, en Adjuntas, Utuado, en las comunidades, en las escuelas, en todos lados.

Los reclamos del movimiento eran literalmente que no se construyera el gasoducto porque era un proyecto peligroso. Además, iba a tener un impacto ambiental bastante drástico. La ruta del gasoducto venía subiendo desde Peñuelas, eventualmente llegaba hasta Adjuntas y Utuado y de ahí subía hasta la costa del norte, Arecibo. Después se proyectaba hacia el este, hasta el área metropolitana. Subir ese gas desde el sur hacia el norte, implicaba que tenía que ser a presión. Como si fuera poco, pasaba por zonas que son vulnerables a nivel geológico. Cualquier temblor de tierra podía hacer que esos tubos explotaran y tener un impacto brutal sobre la población. El planteamiento era que se buscaran otros mecanismos alternos para que se pudiera gestionar el problema de energía eléctrica. Los reclamos que se estaban dando eran también porque los estudios que se estaban haciendo para evaluar el impacto ambiental eran inadecuados. No cumplían con los estándares de las diferentes disciplinas. Algunos de los científicos que elaboraron ese proyecto, prefirieron velar por sus bolsillos que por la protección de los recursos naturales.

Se hicieron números planteamientos y propuestas. Algunas personas dentro del movimiento no descartaban el uso del gas natural como fuente de combustible, pero hablaban de que se transportara desde barcazas. Las barcazas transportarían el gas desde el mar hacia la isla y no se tendría que pasar por todo el proceso invasivo por nuestras tierras. Otros planteaban que ese gas es un recurso no renovable, que se debería buscar otras fuentes como el viento, el agua o el sol. Existían propuestas y se presentaron porque había y todavía hay constancia de que el lío que tenemos con la energía es real y tenemos que resolverlo, pero hay que buscar una opción donde se protejan los recursos naturales lo mejor posible.

El profesor Rodríguez se unió a esta lucha por las mismas razones que habían movimientos organizándose y porque, según él, era evidente que había mucha gente guisando de ahí. Mi entrevistado no se identificó necesariamente con algún movimiento en específico, él estaba viendo el aspecto arqueológico en su totalidad. Interactuó mucho con el pueblo de Utuado porque uno de los aspectos que él estaba denunciando era que el gasoducto iba a pasar por los terrenos de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Utuado. Ahí se insertó la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU), en contra del paso del gasoducto por el recinto. La preocupación que tenían era que el único jefe de agencias que avaló directamente el gasoducto fue Miguel Muñoz, el presidente de la UPR (en ese entonces). Miguel Muñoz estaba de acuerdo con que el gasoducto pasara por los terrenos de la universidad de UPR Utuado. El profesor relata que: “no fue un proceso fácil”. Cuando el profesor Rodríguez fue a la conferencia de prensa que se hizo en UPR Río Piedras, la única persona del recinto de Utuado que lo acompañó fue el profesor Miguel Santiago, que trabajaba en la biblioteca de UPR Utuado y ahora se encuentra trabajando en UPR de Río Piedras. Asegura que en UPRU había apoyo de parte de los profesores, pero no tuvieron un sentimiento colectivo de apoyo y lucha en contra del paso del gasoducto por el recinto.

El profesor Rodríguez es arqueólogo y fue así como logró aportar a la lucha. Quiso ver, desde una perspectiva arqueológica, si el trabajo que se estaba haciendo para cumplir con los requisitos de la construcción del gasoducto era un trabajo aceptable o no. Porque para poder comenzar un movimiento de tierra tiene que haber una evaluación arqueología. Junto a sus colegas, Jaime Pagán y Ricky Freytes, evaluaron el proyecto arqueológico que sometió la gente que estaba proponiendo el gasoducto a ver si cumplía con los estándares de la disciplina. De toda la ruta solo se había hecho investigación en una sola porción bastante limitada y habían demasiadas áreas que se estaban liberando para que se comenzara el proyecto y no se tenía conocimiento de que fueran arqueológicas o no. Una de las denuncias grandes que hicieron fue contra la Agencia Estatal que estaba velando porque se cumpliera la parte arqueológica del proyecto que era la Oficina Estatal de Conservación Histórica. Era dirigida por un señor que se llama Carlos Rubio que era un empleado asignado, pero su plaza era en la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Había un empleado de Energía Eléctrica velando porque se hiciera el proyecto de Energía Eléctrica desde esa oficina. Un claro conflicto de interés. Interesantemente, Carlos Rubio es el que está dirigiendo la Oficina Estatal de Conservación Histórica, otra vez. Con todo el lío que hay ahora con la Energía Eléctrica, la preocupación del profesor es el historial de Carlos Rubio y saber que apoya tipos de proyectos como el del gasoducto.

En referente al tiempo que duró la lucha en contra del gasoducto, fue más de un año. Mi entrevistado estuvo involucrado de manera intensa por lo menos un año y medio, pero cuando él se involucró a esta lucha ya había un movimiento organizado desde tiempo antes. Se insertó en la lucha cuando el cuerpo de ingenieros pidió comentarios al pueblo sobre el proyecto del gasoducto. Fue en ese momento cuando él evaluó el proyecto arqueológico y sometió una carta señalando las deficiencias. Relató que el grupo de Utuado estuvo súper activo y quiso recalcar que esas personas hacían ese trabajo voluntario. Muchos de ellos eran de la Federación de Maestros y ellos con su propio dinero hacían presentaciones e iban a las canchas de las comunidades, hablando y orientando sobre qué era lo que iba a pasar.

Como daño colateral que tendría el gasoducto, habría expropiaciones de personas que serían sacadas de sus fincas, por consecuencia, más personas se iban a uniendo a la lucha. Hubo gente que, lamentablemente, terminó vendiendo los terrenos.

Le pregunté al profesor Rodríguez sobre cuáles fueron los peores momentos de la lucha y me dijo que fue tener a gente persiguiéndolo en la carretera #10, como le pasó a otros compañeros. Era meramente un acto de intimidación. A veces él llegaba a la universidad y ya los carros estaban ahí. Cuando le pedía a los guardias de la universidad que buscaran a las personas de esos carros, esas personas no aparecían. Un día logró ver quiénes eran... era un hombre y una mujer que no pertenecían al campus de Utuado. Los vio pasar por al frente de su oficina.
Adicional a eso, se dio otro evento que no se divulgó en la prensa ni en ningún otro foro. Se detonó una bomba casera en el baño del segundo piso, al lado de las escaleras del edificio E. Desalojaron a todas las personas del recinto. La bomba casera fue encontrada por un empleado de mantenimiento llamado Luis.

Esa vez ganaron la lucha, porque ahora mismo no hay gasoducto. Ganaron temporeramente. Esta batalla de no ha acabado. Según el profesor, ahora mismo estamos en crisis. Luis Fortuño decretó una crisis energética en el país y cuando se decreta una crisis de ese tipo, “puedes hacer lo que te de la gana porque no tienes que pasar por los procesos tradicionales. No dudes que decreten una crisis energética otra vez y quieran retomar ese proyecto”. Las luchas contra el impacto del ambiente, son luchas eternas.

Continuar