“La mierda de bruja”

Por: Luis Xavier Medina Morales

De niños, siempre, nuestros abuelos nos contaban alguna que otra leyenda como tradición a la hora de dormir. Para esos tiempos muchas eran las supersticiones y leyendas que se solían contar. Sin embargo, una de las más mencionada en los barrios de Utuado, trataba sobre brujas…

Es por esto que me dediqué a buscar una persona que se hubiese criado en aquellos tiempos y me relatara alguna leyenda. Luego de una inmensa búsqueda al fin encontré la persona correcta. Su nombre, Ana Inés Medina Olan, nacida en Adjuntas y criada en el barrio “La Conchita” de Utuado, aunque actualmente vive en el barrio Caguana, sector Jareales. A sus 77 años es una mujer muy sabia, quien a diario se desvive por ayudar a los demás. Una tarde soleada de un sábado fue realizada la entrevista. Ella muy alegre me recibió en su hogar y muy rápido me ofreció de comer, a lo que yo respondí con un sí. Mientras me deleitaba con una exquisita comida conversábamos sobre las anécdotas de su vida.

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Entre cuentos y risas surgió un tema del cual muy poco se ha hablado, sucesos que se les adjudicaban a las brujas. En ese preciso instante, aproveché y comencé a realizar las preguntas para mi trabajo de historia oral. Primeramente le pregunté si era supersticiosa, a lo que me respondió con un NO (un no definitivo), “no creo en eso, mis creencias tienen que tener o partir de alguna base, y si es bíblica mejor”. En ese momento sentí miedo, debido a que si no era supersticiosa, entonces como haría mí trabajo. Cuando le pregunté si recordaba alguna leyenda que le hubiesen contado de niña, doña Ana asintió moviendo su cabeza; mientras yo sonreía e iba perdiendo el miedo, ahí fue cuando comenzó el relato de la leyenda.

Doña Ana dice que en sus tiempos, cuando se criaba, sus padres y vecinos hablaban algo sobre brujas. Le pregunté: “¿exactamente, qué recuerda sobre lo que ellos les contaban o les hablaba? “ De inmediato, comenzó a narrar: “Ay hijo, para ese entonces se decía que si una bruja se enamoraba de un hombre casado, éste debía poner su ropa interior al revés para que cuando la bruja viniese a visitarlo, mientras él dormía, no se le acercara y se fuera. Luego, jamás volvería a visitarlo”. Doña Ana me dijo que al otro día de que la bruja hubiese venido a visitar al hombre y fuera de su casa aparecía excremento, lo cual ellos llamaban “la mierda de bruja”. Según ella, era bastante grande y de un color amarillento, parecida a la harina de maíz. En ese momento me sorprendí debido a que a mi mente vinieron recuerdos (aunque no muy claros) sobre algo parecido que de niño había escuchado con respecto a “la mierda de bruja”.

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Sin embargo, a pesar de no ser una persona supersticiosa me relató varias supersticiones, las cuales ella pensaba que eran como historias. Éstas son:

“Cuando llueve haciendo sol, se está casando una bruja” “Cuando las tórtolas cantan, es anunciando la muerte de algún familiar o persona cercana” “La visita de mariposas negras, anuncian la muerte de algún familiar” “Si matas un gato negro, tendrás siete años de mala suerte” “Si pasabas por debajo de una escalera, era mala suerte” “Abrir una sombrilla bajo un techo, es de mala suerte”

Muchas de estas supersticiones eran contadas en los barrios, donde doña Ana se criaba. Éstas eran contadas por sus padres, vecinos y familiares…

Una superstición que personalmente recuerdo de niño era “Cuando llovía ponías un vaso con agua al revés encima de un plato y esto traería el sol de vuelta”. Esto lo hacía mucho una tía mía que murió hace unos cuantos años atrás, y realmente funcionaba…

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