Supersticiones y leyendas en Puerto Rico

Por: Lyneira Z. González Nieves

En Puerto Rico como en todo el mundo existen un sin número de leyendas famosas y un gran repertorio de supersticiones que provienen de diferentes épocas y partes del mundo. Algunos piensan que las supersticiones comenzaron con la ignorancia de la gente y la falta de conocimiento y otros con las casualidades. Durante mi búsqueda aprendí que las supersticiones no son sólo eso, sino que sin darnos cuenta estas forman parte de nuestro diario vivir, como por ejemplo, el taparnos la boca al bostezar nos brinda buena suerte y su proveniencia viene de la costumbre de hacer la señal de la cruz sobre la boca abierta, para evitar que se metiera el demonio, debido al dicho popular: "por puerta abierta, el Diablo se cuela". Se pensaba que en una de esas exhalaciones se podía escapar el alma.

Otra superstición que utilizamos inconscientemente es el Decir "Dios te bendiga " o "Salud" cuando alguien estornuda. Esta nos brinda buena suerte y se debe a que el estornudo era el causante de varias enfermedades y por eso se pedía a Dios que protegiera a la persona. También se dice que era para evitar que entrara el demonio por la boca. Cuando hablan sobre leyendas, rápido viene a mi mente relatos que han sucedido por generaciones que se basan en sucesos reales, aunque a veces se van hacia los extremos. Para esta entrevista escogí a una gran persona que desde mi niñez solía contarme las leyendas más impresionantes.

Mi entrevistada me habló sobre algunas leyendas y supersticiones que durante sus años de vida escuchó y presenció. La señora Carmen M. Vargas Vargas de 66 años de edad, comienza la entrevista diciéndome que no es supersticiosa dado a su crianza y creencias religiosas. Pero que sí, durante sus años de vida ha escuchado sobre algunas supersticiones tales como barrer los pies de una soltera o viuda. Dice que esto traía mala suerte y quería decir que no se casarían. Si te dabas un codazo, su significado era que recibirás visita. Otra superstición muy parecida a ésta es, que si una cuchara caía al suelo uno seria visitado por una mujer, pero si lo que caía era un tenedor o un cuchillo, la visita seria un hombre. La señora Carmen, cuenta que si uno quería deshacerse de la visita, se colocaba una escoba al revés en una esquina del hogar o detrás de la puerta, se le colocaba un trapo por encima y se le daban correazos mandándola a misa.

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También me dijo que, cuando se rompe un espejo, es de mala suerte, y que para conjurar la maldición, la persona tiene que correr, y arrojar agua a la calle. Otra muy conocida superstición que me mencionó la entrevistada, es la manita de azabache para un bebe recién nacido. Esto servía como un pequeño amuleto que lo libraba del mal de ojo. También contó que su suegra tapaba los espejos del hogar con sábanas cuando comenzaba a relampaguear. Dijo que no se acuerda muy bien del por qué su suegra lo hacía, pero insinuó que era para que nadie en la casa sufriera o le diera un ataque de espasmo. Y por último, me contó sobre dos supersticiones en las que ella si más o menos cree por experiencias que ha tenido con estas. La primera es que si soñabas con ropa, dientes o boda, era como una advertencia o indicio de que alguien cercano a ti o conocido, iba a morir. La segunda superstición es una muy interesante y por mi parte nunca había escuchado de ella, a esta se le conoce como “las cabañuelas”.

La señora Carmen, dice que no se encuentra muy convencida, sobre si las cabañuelas son una superstición. Pero durante mi búsqueda de información descubrí que sí. Según la entrevistada, las cabañuelas era un método de predicción del clima que su papá y toda la gente de su época utilizaba. Esta consistía que en el primer mes del año, se contara desde el día uno al doce, cada número representaba un mes, y dependiendo de cómo estuviese el clima en ese día, era la predicción de cómo sería ese mes en el año, lluvioso o soleado.

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Puente la llorosa en el pueblo de Aibonito

Durante nuestra conversación le pregunté a la entrevistada, si creía en las leyendas, su respuesta fue “sí y no”. Cuando le pregunté el por qué de su respuesta dijo lo siguiente, “creo en ellas porque son cosas que han sucedido en realidad, pero a la vez hay que ser cautelosos en no creer en la ficción añadida a ésta.” Le pregunto que si ha escuchado sobre alguna leyenda y comienza a contarme sobre la famosa leyenda ‘La llorosa de Abonito’. Esto ocurrió en el puente de la carretera 14 desde Aibonito hasta Coamo. Ella cuenta que trata sobre un señor llamado Moncho Luna que iba de paso por la ciudad y escuchó el llanto de un bebé. El señor lo encuentra bajo el puente, lo recoge y se lo lleva. El bebé no cesaba de llorar y él pensó que era que el bebe tenía hambre, así que Moncho prosiguió a mojar un pedazo de pan para darle de comer pero en ese mismo instante, el bebé le habla a Moncho Luna diciéndole, que no mojara el pan que el tenia dientes. Moncho Luna se maravilla y cuando le vio la cara a la criatura bajo la luna llena y se fija bien vio que sí, que efectivamente tenia dientes pero, no sólo eso sino que tenía unos colmillos que le sobresalían de su pequeña boquita. Al Moncho ver esto dejó caer al bebe del pánico y salió corriendo en su caballo hasta su casa. Después de este suceso Moncho juró nunca volver a beber en su vida ni a viajar de noche.

Carmen también me contó sobre una leyenda que aconteció cerca de su hogar de crianza. El lugar en donde ella residía se llama Barrio Obrero, y se encuentra en Arecibo. La leyenda se titula ‘Los peñones de Viviana’. Así se titula porque en esos peñones mataron a una joven llamada Viviana.

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La leyenda comienza con una joven desaparecida. La entrevistada me contó, que luego de muchos días de búsqueda no hubo éxito ninguno en encontrarla y que poco a poco la gente se fue rindiendo. Hasta que un día encontraron a un perro con parte de un cuerpo humano en su boca. Cuando comenzaron la búsqueda por el área, lograron dar con el paradero del resto del cuerpo. Este se encontraba dentro de los peñones los cuales formaban una pequeña cueva. Luego confirmaron que el cuerpo encontrado era el de la joven Viviana ya en estado de descomposición. Al tiempo la gente comenzó a decir que veían al fantasma de Viviana caminando por las noches en la orilla de la playa.

Finalmente Carmen concluyó la entrevista con las siguientes palabras: “En mi pensar, sea todo esto cierto o no, todo el mundo cree en algo y en su propia manera tiene su superstición”.

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